¿Cómo funciona una bomba de calor?

Una bomba de calor es uno de los básicos de la climatización industrial y comercial, que se posiciona como uno de los sistemas que mejores resultados puede ofrecer bajo un mayor abanico de circunstancias. Es un aparato que consta de un compresor, un condensador, una válvula de expansión y de un evaporador y que usa los principios de la termodinámica para evacuar el calor de una estancia o, por el contrario, para transferirlo, según se quiera calefactar o enfriar ese espacio.

La bomba de calor toma la energía de un ambiente y la cede a otro, lo que implica que en invierno, se transfiere al interior y en verano, se invierte el proceso. Este tipo de aparatos tienen muchas ventajas, entre las que destacan: gastos de mantenimiento muy reducidos, no contaminan, son polivalentes y pueden ser diseñadas para espacios de distinto tamaño.

Tipos de bombas de calor

Te dejamos una lista detallada que te puede resultar de gran utilidad si estás pensando en qué tipos de bombas de calor se pueden adaptar mejor a tus circunstancias:

  • Bomba de calor aire-aire. Son las más sencillas y, consecuentemente, las que se incorporan en un mayor abanico de equipos. Simplemente, la bomba toma energía calorífica del aire exterior y la cede a un caudal de recirculación del aire del espacio que se desea calefactar.
  • Bomba de calor aire-agua. En este caso, el calor del aire no se cede a un caudal de recirculación de aire, sino de agua. Así, también se puede usar para conseguir ACS o para suelos radiantes (gracias a su temperatura de funcionamiento más baja).
  • Bomba de calor agua-agua. Este tipo de bombas toma la energía calorífica de una corriente de agua o de bolsas de agua presentes en el subsuelo y la transmite al caudal de recirculación de agua de la instalación.
  • Bomba de calor agua-aire. Al contrario que la aire-agua, estas bombas usan el calor de la corriente de agua para transmitírselo al caudal de aire del espacio a calefactar.
  • Bomba de calor tierra-agua/aire. Aunque son parecidas a las anteriores, son mucho menos frecuentes, puesto que son muy caras y se necesita un espacio bastante amplio para poder realizar la instalación. El agua, en estas bombas, fluye a través de unas tuberías que pasan bajo tierra, lo que permite que el agua capte el calor del terreno. Son las bombas que forman parte de las calefacciones geotérmicas y funcionan gracias a que la temperatura de la tierra es bastante constante a poca profundidad.
  • Bombas de calor con tecnología inverter. Estas están dotadas con un microchip que permite variar la velocidad del compresor para adaptarla a la demanda, lo que posibilita que este componente del circuito no esté funcionando siempre al 100%. De este modo, se puede ahorrar mucha energía, se evita tener que cambiar el compresor más frecuentemente (ya que no tiene que trabajar siempre a máxima capacidad), se genera menos ruido y se consigue que el sistema resista mejor las temperaturas bajas (ya que el compresor no se tiene por qué parar).

Así pues, de esta breve descripción de los distintos tipos de bombas de calor podemos sacar las siguientes conclusiones.

Las bombas de calor geotérmicas suelen clasificarse en el mismo tipo que las hidrotérmicas, ya que ambas utilizan el agua para el intercambio de calor, aunque es verdad que las hidrotérmicas ofrecen la oportunidad de realizar un intercambio abierto directamente con el agua, sin embargo, esto no es lo más común.

Por otra parte, la estructura de las bombas aerotérmicas es muy parecida a la de las geotérmicas. Las diferencias entre ellas son, básicamente, que las geotérmicas necesitan que la estructura de tuberías pase por debajo de la tierra y que las aerotérmicas necesitan un ventilador que mueva el aire.

Finalmente, aquellas bombas que ceden el calor a un circuito de agua (suelo-agua, aire-agua y agua-agua) consiguen llevar a cabo el intercambio de calor haciendo que el refrigerante, que está a una temperatura muy alta, pase por un depósito con agua. En algunos casos, este fluido refrigerante fluye a lo largo de una tubería que sirve como serpentín, calentando así el agua que se va utilizar para calefacción y ACS.

Así, nuestro deber es evitar prestar demasiada atención a la publicidad que ofrece soluciones milagrosas y proveer un asesoramiento personalizado y profesional a nuestros clientes para que escojan la opción más respetuosa con el medioambiente, la más eficiente y, sobre todo, la que mejor se adapte a sus necesidades.

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